13.12.10

Cicleteando

El domingo estuve en una cicletada de 9 km por Recoleta. Y como todo es símbolo para esta servidora, también me produjo cositas la idea del pedaleo incesante. Creo que todos los procesos para mi son muy cicleteros. Por ejemplo, siempre que estoy una hora pedaleando, me llega la sensación de no querer seguir más, del dolor en las piernas y en las muñecas, de parar, tirarme en el piso y descansar con esa sensación del arrojo y el derrote que aunque, reparadores, no son nada agradables. Sin embargo, sigo. Ya sea sacando la idea de la cabeza con descaro, o simplemente a pesar de la idea, en una disociación deseo-cuerpo que no es tan disociación.

Eso, sigo, no paro, dónde está el orgullo?, continúa, dale, muérete, pedalea, avanza, no pares, mira como se mueve la rueda, viste que no falta tanto?, y blá, blá, blá.

Y en la vida soy igual. Hay muchas veces en que me dan ganas de tirar la toalla. Mandar todo a la punta del cerro y descontinuarme. Me baja la rabia por el trabajo sostenido y las reparaciones permanente y todo lo que hay por hacer.

Pero sigo pedaleando.

Lo más maravilloso de la bicicleta, es que después de 15 minutos de largos cuestionamientos, de una lucha interna poderosa, llega el segundo aliento, y pedalear se vuelve una delicia hermosa. No te duele nada, el aire fresco en la cara son cariños suavecitos, y empiezas a sentir que todo vale la pena, que no hay otro lugar del mundo en el que debieras estar y que a pesar de todo, el avance ya es tan considerable que retornar no es ni siquiera una opción.

En conclusión, para todo, lo único que hay que hacer es esperar a que pasen los 15 minutos.

3.12.10

Orígen.

Me llamo Paz Alejandra de Jesús y fui mortalmente vacunada por un travestismo solapado que se me encarnó en el nombre. Soy algo así como un tercio hombre. Por eso estudio género, que, es el mejor lugar del mundo para aislarse de ellos y a la vez concentrarse en ellos.

Cuando me di cuenta que estudiar eso no tenía futuro laboral, fue cuando todas las personas en las entrevistas de trabajo miraban con cara de asco y decían directamente: "qué fome". Pero así soy yo, tengo intereses que no corresponden a los deberían.

Cuando era chica practiqué durante mucho tiempo una técnica para cerrar los ojos y aún así ver un poco. Porque me encantan las cosas así, ambiguas, incluyentes. Me gusta tener todo y que el todo me tenga. No perder ni un poquito. Ambiciosa o golosa, según como se vea. Ahora, aspiro a incluirme a mi misma en los relatos que elaboro en mi autocreado deficit atencional. En el dejo conmigo misma, en las deconstrucciones que hago habitualmente porque me gusta, solo porque me gusta, por que soy adicta a replantearme la vida y a rehacerme, pero mejor, siempre mejor.

Reconozco que las adicciones cansan porque te destruyen. Jalarse los replanteamientos te pone duro. Te hace sudar hasta la más mínima de las intenciones sin la posibilidad de limpiartelas sobre el labio superior. Amaneces con erecciones dolorosas, con los dedos y los ojos tan irrigados que es imposible enterrarlos en algo sin que con ello se te parta la cabeza.

Creo que no hay nada más allá de la muerte. Te mueres y listo, o si no la vida sería realmente justa y la avalancha fantasmagórica jamás habría llegado a los seres humanos hasta mojarles mucho más que los pies.



2.12.10

Cosmogonía

Siempre me gustó esa palabra.

Me voy a Indonesia, desde Australia, el viaje familiar. Me entusiasma la idea de encontrarme en lugares poco convencionales. Hacer curas geográficas y revolcarme por arenas distintas y aguas de temperaturas poco usuales. Igual es raro, porque antes de empezar a planificar, tengo tantos trabajos que terminar, que me asusta no alcanzar a hacer nada. Pero de que me voy, me voy. Y lejos. Después vuelvo y todo el sutil autoreencuentro se va un poco al cuerno, porque la irrealidad de la lejanía se te choca contra los dientes. Y yo espero no tener ningún diente que chocar cuando vuelva.

1.12.10

De Watchmen y de no empezar.

He leído tanto, tengo tanto por leer y tantas metas por cumplir y le hago tanto honor al título del blog.
Quiero cambiar eso profundamente.

Mi última gran lectura: Watchmen, de Alan Moore. Gran prestamo de mi también gran amigo José, tremenda obra, de esas que te dejan extático y con la sensación de que lo que lograron es insuperable y debes dejar de pensar en hacer algo creativo, y además, te genera muchas ganas de hacer cosas creativas porque te das cuenta que es espectacular tener un hijo así de robusto y perfecto.
Quiero a mis amigas, cuando era chica tenía más amigos que amigas, ahora quizás me estoy poniendo al día de todas esas diabluras cómplices de género que no hice cuando correspondia. Y me alegra mucho eso. Y esto fue como una amenaza.

25.11.10

Trinitrotolueno

A propósito del tiempo al tiempo, es como desastroza esa figura. Que el tiempo sea lo que te hace sanar, me parece iluso, absurdo. Si uno no hace nada por las cosas, nada cambia. Eso creo con firmeza. Es cierto que he vuelto a escribir y que algo de mi se queda aqui, pero no me gusta la exposición, no soy tan real. Soy más ausencia de lo que quiero y menos perfidia de lo que me gustaría. Me encanta hacerme cargo, y quizás por ahí van muchas de mis decepciones, muchas de mis pérdidas. Ahora, me he hecho cargo de un montón, menos de mi misma. O quizás de un montón y de mi misma, porque me alcanza. Ahora, el espacio es íntegramente ocupado por una línea y tres letras.


Pd: por extrañas razones de URL seg{un blogger, Autumn, no pude hacer lo de las preguntillas. Seguiré tratando. :/

24.11.10

Nada nada.

Hoy día fui a nadar. Y como hace tiempo no lo hacía, me cansé harto y el ritmo me falló en las primeras 3 vueltas. Y la concentración no me ayudaba mucho, lo penca es que me acordaba de la situación de la vida cuando estaba bajo el agua semiahogandome. Igual tiene su simbología bonita eso. Bonita o aterradora. Después me volvió el talento y decidí hacer un deporte distinto por día hasta encontrar mi deporte, porque caché que el nado libre no es lo mío, porque no tengo autodisciplina. O lo otro es conseguirse autodisciplina y seguir nadando. No sé, aún no lo decido. Por otro lado, reconozco que ya no moqueo tanto al día, hoy día no moquié nada. Estoy cansada eso sí. Y la noche ya no es mi amiga, porque sueño y eso no lo controlo. Y hoy quiero controlarlo todo.

Amanecí horriblemente picada de todos los bichos del mundo.

21.11.10

Hipos.

Y las costras y la tos y los hipos de pena que mosquean. Quizás nunca logre salir de este periodo absurdo si sigo resistiendome a las caídas negras que se me acumulan. Resistencia al dolor, a las lágrimas, a caerme de la micro, a romperme los huesos, a sudar, a negociar, en definitiva a de nuevo no saber poner las manos para detenerme los golpes del suelo en la cara.
Tengo ganas de redescubrime los pedazos que se me quedaron atorados entremedio de todo.

19.11.10

Persistencia de la Tos.

Fui al doctor, y a pesar de estar media hora con el estetoscopio en mi pecho, dijo que no me escuchaba nada adentro. Fuera de la poesía barata de esa situación, la tos persiste tan obstruida y flematosa como si tuviera los bronquios rellenos de yogurt. Y presiento, como todo en mi vida es una señal, (pendiente queda la oda a Saussure en esto) que esta cuestión no se me va a pasar hasta que logre expulsarme los demonios. Todos.






Pd: Gracias por sus comentarios, lindas Autumn y Pandora. Y Sr@ anonim@, lindas palabras para ser un@ desconocid@, gracias a l@s tres por dedicarme un tiempo.

18.11.10

Tos

Arrancarse los pedazos de piel que quedan pegados por dentro.

9.11.10

Enferma

Odio los primeros días de resfrío. Me les resisto, pero son inevitables y me siento caer en un precipio de malestar y desgano sin poder evitarlo por más que patalee. Me duele la cabeza, me gotea el cerebro por la nariz, toso con dolor del alma y el malestar corporal es tan desagradable. ¿Qué se puede hacer con una molestia así cuando es ineludible? ¿Porqué, entonces, me quedo con los malestares que no lo son? Hay una infinidad de desagrados rondandome como almas en pena por estos días. Y no puedo deshacerme de ellos. ¿No quiero? Terrible no querer sacarse las cosas clavadas que te hacen dejar de caminar. Anti natural. Tan humano. Y aquí es dónde desconozco a mi especie y me parece freak, rara, estúpida. Aquí es dónde me gustaría ser perro y vivir tirada en la calle calentandome con el cemento.

"Dejamos de temer aquello que hemos aprendido a entender." (Marie Curie)

1.9.10

Llueve.

Llueve y mi cuerpo se vuelve líquido.
Una sola vez, honda y percudida. No hay nada que no sea casualidad. Nunca obtengo mi merecido y como estoy desacostumbrada, la realidad me golpea con mano de hierro. Listo al suelo. Aquí estoy, desvalorizando mis méritos por un solo pecado. Que ni siquiera es tanta errumbre como para arrancarme el riel frenético con la consecuencia obvia del crash. Pero crash. Crash, crash, crash. Y casi puedo adivinar mi reacción infantil al ver los arábicos que me indicarán la deshonra. O lo que creo la deshonra. Porque al final el honor no existe más que en mi imaginación enferma de complejos y paranoias egocéntricas. Si no hay imagen, no hay culpa, no hay nada. Y yo sigo pensando, (después de tantas sesiones y tantos miles de pesos) en el control de la idea Paz sobre todo ese grupo inerte de personas. En una aprobación imaginaria, de inteligencia y quizás qué otras cosas más. Pensarse estúpida, incomprendida, incompetente, todo. O nada, y eso es lo que duele. Y ahora, después de un logro grande, el no todo, la completitud de nuevo, la utopía de la perfección cúlminante, es la ausencia de mi propia misericordia.
Llueve y mi cuerpo quiere volverse líquido.

16.7.10

Propaganda.

Estoy en campaña por un mentón. Horror de la vida mi dejadez.

15.6.10

Break.

Y empecé. empecé a ir nadar. Me pregunto si tendré que cambiar el nombre del blog. Quizás esperar a ver si continúo, y si no, poner "la que no persiste". Si continúo, poner la que empezó y mutó.

9.5.10

La segunda navidá


Hoy es el día de las madres. Y no entiendo tanta parafernalia. De verdad que no logro comprender, cómo una fecha institucionalizada por el comercio, por la publicidad, sin ninguna base lógica (o acaso la madre de las madres nació el 10 de mayo??) se haya agarrado tanto en la idiosincracia chilena. Bueno, somos un montón de huachos buscando agradecer que no nos hayan rechazado del pezón tibio. Fuimos, colonialmente despreciados del faldón paterno para arrojarnos a la utopía del matriarcado. Quizás por eso es que no me llega. Porque no creo en el matriarcado... y nunca mamé. Ahí me anorexié de esa conexión envidiable que hace correr a la gente a los malls y a cualquier parte para conseguir un objeto que metaforice ese amor infinito. Un amor que no comprendo en la vulnerabilidad de mi consciencia. Un banderín de lucha, ser consciente. Asociado totalmente a la racionalización de la vida. A no sentir el pezón tibio, ni nada. Y ahí se vienen todas las memorias y el retraso, porque ya no puedo amamantarme y tengo que empezar a reactivar mis poros para que se abran y reciban por otros ladors algún insuflo vital desde alguna parte. Y en eso estoy, hablando de mis relaciones. Negando el día de la madre.
Me dicen a cada rato que cuando sea madre lo voy a entender. Espero no hacerlo. Nunca.

6.5.10

Núbil

No le tengo miedo a los atardeceres ni a la lluvia. Le tengo miedo al miedo. A la noche y a las canciones que provocan escalofríos. Le tengo miedo a la película Closer, porque la he visto como 16 veces y no la entiendo. suelo tenerle miedo a lo que no entiendo. Los extraterrestres, las arañas. A lo silencioso.
Cuando era chica e iba al trabajo de mi papá, siempre me daba vueltas y vueltas en la silla de escritorio con rueditas. Soñaba con tener una y dar vueltas y vueltas en la intimidad de mi casa, mientras veia tele y qué se yo. Hoy que la tengo nunca doy vueltas. De eso me acuerdo cuando de repente doy una vuelta porque el viento corre.
Me da miedo no empezar nunca. Y suele costarme empezar.

Enferma de abril.

Enferma de abril recomienzo este blog con más de pueril que de poético. Por eso el nombre, en un ejercicio de poca vanidad y autoreconocimiento, quiero honrar uno de los mejores platos de mi difunta bisabuela. Una de las cerderías más grandes pero más deliciosas de la culinariedad chilena. Y ese es un tema para otra entrada.

Le tengo miedo a Abril. Una fobia loca. Por dónde empiezo, y he ahí el desahogo, empezar para terminar. El mito de hablar para cerrar, como si dejar de pensar fuera un mecanismo exteriorizable, el switch que activo tocándome la nariz o un pezón. Este horrible miedo se genera desde la serie de acontescimientos desagradables, incontrolables y contínuos que llenaron este mes que, gracias a la intervención del Cronos, ya se termina. Lo primero fue el despido. 1 de Abril inauguramos semana santa con el despido, término de contrato, ausencia de explicaciones y otros apelativos para el adiós a las clases en el Lastarria. No le podemos decir porqué pero usted no aprobó el examen sicológico. No le podemos mostrar su test pero le aseguramos que no puede hacer clases en este establecimiento. Y el pituto aparece a hacerles clases a mis alumnos, que sí, siguen siendo mis alumnos, que siguen en contacto y que espero poder hacerles el bendito taller literario que no puede transformarse en una epifanía.
Luego, sucesos como la pérdida de mi provisorio dental, la equivocación de micro cuando iba en función de guía..., la nula posibilidad de comprar cositas en un almacén porque los códigos de barra no funcionan, los cortes de luz que provoqué al encender algunos interruptores que funcionaban perfectamente cuando mi familia los ocupaba, fueron coronados por el examen de grado. El examen de grado. Un rayo-trueno en la mitad de mi presentación con power point, terminó con la luz y con mi autoconfianza. Luego, un amoroso profesor que no me permitió salir a buscar a alguien para que lograra encender el computador y continuar con mi exposición. Tuve que terminar a capella no más. No me fue mal pero la impotencia fue desastroza por un rato. ¿Zeus y sus amiguitos en mi contra? Después de eso, ¿qué más? decía yo...
Bueno, luego vinieron otras anecdotas, una gastritis horrenda en un carrete me hizo vomitar. A mi, la que nunca vomita, la que odia vomitar y a los vomitantes... a horas de dar mi discurso al respecto, bueno, me tuve que tragar mis palabras. O expulsarlas horriblemente en el baño de mi amigo. Horrible no tener presente los detalles. Asumir que los detalles hacen las historias y los errores. Si hubiera cerrado con pestillo el baño nadie hubiera entrado, y nadie hubiera sabido de mi escatológica situación. Porque obvio, entró alguien y cuando salí, la atmosfera de lástima etílica rondaba en el ambiente. Una ebria, una loquita curada vomitando en un baño de rancia. Ojalá hubiera sido así para no acordarme. Para no haber tenido tercianas toda la noche y el dolor de guata acompañandome el fin de semana completo. Pero no pos, detalles como ese hacen las anécdotas.
Detalles como el mensaje de texto que le mandé al niñito malcriado al que le hacía clases particulares, diciéndole que habia sido maleducado cortarme el teléfono y dejarme hablando sola, en una de las tantas llamadas que hice para que me pagara la clase de principios de marzo que le hice y me debía. Detalles como ese que hicieron que su mamita abogada me respondiera el teléfono violentamente, amenazandome con su título, con que yo era poca cosa y que me atreviera a cobrarle. Otro mal rato. Uno que me costó ocho mil quinientos, los que esa mujer ignorante me robó. Terminé diciendole que si me trataba de rota, ella era más rota que yo porque había que perseguirla poco menos para que me pagara, que si tenía problemas económicos y de plata, a lo que ella ironizó con que sí, que tenían muchos problemas, no contratara profesores particulares. Entonces corté.

Estoy cansada. Ayer colapsé. Ya no sé que más me falta para confirmar mis malas energías. Aún no me siento con la suficiente energía como para reconstituirme y tomar decisiones para con mi estado de ánimo ni elaborar teóricas con respecto a vivir el día a día. Estoy chata. Y eso que no quiero ni pensar que todavía estamos a 28.