30.7.13

Embrace the panic

Hace 1 mes - aproximadamente- robaron mi casa.

Lo gracioso es que había colocado "robaron mi hogar" y lo borré. De repente se transformó en una casa, solo en una casa, un departamento que no fue más mi hogar. Me cuesta borrar esa sensación.

Me cuesta borrar no solo porque me cuesta manejar el teclado de mi computador nuevo, sino porque soy de ideas fijas y no borro porque sí, sino que borro.

Luego, exactamente 1 semana después, como si la vida fuera una mala serie de sony, me dieron un trabajo mega bien remunerado, con un cargo directivo, una oficina y depósito de clips. La mayoría del tiempo no me creo nada lo que ocurre, porque las razones tienden a ser más casuales que causales. Y la casualidad no tiene nada más que crueldad pero carece de valor.

También se perdieron mis escritos en ese robo. Años de textos y mi primer proyecto de conjunción contundente con buenas líneas escritas. Me acabo de dar cuenta que es la primera vez que escribo desde que todo esto pasó. Quizás por eso no quiero comprometerme, porque todo se cae sin aviso y estruendosamente. Amo muchas cosas pero no me comprometo. Hay hartas pasiones, pero soy muy buena para hacer lo que tengo que hacer y no para hacer lo que amo.

Nunca, nunca había llorado con tanto miedo como cuando me di cuenta que mis cosas habían desaparecido. Quizás porque siempre espero compensación por los dolores, como si la vida fuera balanceada. Y esto si que no tiene compensación alguna, lo irremediable. 

Sería harto bueno empezar a ejercitarme en eso, en lo irremediable. Ya está bueno ya.