17.9.11

Dos palabras de latencia.

Working Progress.

Las páginas.

Las hojas de los libros no se pasan en seco. Yo, me mojo los dedos desde la entropía y he aprendido a no dejar marcas. 
No hay nada nuevo, nunca, ni en la literatura, ni en el cine, ni en la vivencia. Por eso la vida es tan común y todos los que crean en la elaboración primigenia están quedándose en el imaginario. Los que comulguen con lo especial están precursorando por disney. De Penélope ni un pelo, lo dije siempre, por eso mi cuerpo me prohibió aprender a tejer y me instó a saber ocupar bien mis dedos en otras utilidades. Mis mástiles son aquellos a los que otros se aferran, yo no soy la que necesita taparse los oídos para resistir las inclemencias del tiempo y del mar.
No hay nada más que decir porque ocupar las palabras sería ensuciarlas. 



4.9.11

Buenas noches, Individuo.

Es raro, pero quiero que sea así. No pude decirte buenas noches porque no salieron las palabras ni de mi boca ni de mis dedos instantáneos. Así que las dirijo por este medio que sé... bueno, tu ya sabes. Nada tiene que ver el dolor con el dolor. Así me siento, inflando esas palabras hasta tu nariz, confiada en que no huelen a derrota. O no, o que desconozco las palabras correctas para pronunciar derrota porque las erradiqué de mi ser y ahora no sé como agarrar esto con mis manos masculinas pero blancas. O las escribo apelando a que eres un lector arrollador y podrías anotarlo en tus cuadernos dibujados para que algún dia las leas y recuerdes esta fracción y la expliques. (me la expliques?) Nada tiene que ver la Paz con la Paz. Y probablemente esa sea la mentira o la verdad, más oscura. Da lo mismo, las definiciones, los cisnes que caen (porque hoy vi entero "El lago de los cisnes") o las palabras. Las palabras que nos asesinan. Las palabras que nos embrutecen o que en su ausencia nos cortan en tiritas porque saben que tiritas suena bien cuando está acompañado mentalmente de la carne. Be my little human sacrifice, aparece altiro como un seco golpe en  mis omóplatos (tus omóplatos?) canonizados desde que los mataste en una sola pasada. Y me deja roja la piel, esa palmada que despierta mis muertos más perdidos. Solo sé que te extrañé en cuanto supe que te habías ido. Y no sé que diablos signifique eso, ni en qué pedazo de mundo perdido me deja parada, pero es no más, como lo que no logramos entender en algunas semanas. Antimateria encendida esperando ser tocada por un pedacito de realidad inamible. No sé que más decir. La violencia y la desorientación se nos metieron entre el pecado de romperse la empiria. Hay tantas palabras bonitas y arrolladoramente brutales para describir esto. Nos. Eso tiene que tener algún sentido. En alguna parte.

Póstumo.

Nada tiene que ver el dolor con el dolor...
Enrique Lihn
 
Nada tiene que ver el dolor con el dolor
nada tiene que ver la desesperación con la desesperación
Las palabras que usamos para designar esas cosas están viciadas
No hay nombres en la zona muda
Allí, según una imagen de uso, viciada espera la muerte a sus nuevos amantes
acicalada hasta la repugnancia, y los médicos
son sus peluqueros, sus manicuros, sus usurarios usuarios
la mezquinan, la dosifican, la domestican, la encarecen
porque esa bestia tufosa es una tremenda devoradora
Nada tiene que ver la muerte con esta imagen de la que me retracto
todas nuestras maneras de referirnos a las cosas están viciadas
y éste no es más que otro modo de viciarlas
Quizá los médicos no sean más que sabios y la muerte -la niña
de sus ojos- un querido problema
la ciencia lo resuelve con soluciones parciales, esto es, difiere
su nódulo insoluble sellando una pleura, para empezar
Puede que sea yo de esos que pagan cualquier cosa por esa tramitación
Me hundiré en el duelo de mí mismo, pero cuidando de mantener
ciertas formas como ahora en esta consulta
Quiero morir (de tal o cual manera) ese es ya un verbo descompuesto
y absurdo, y qué va, diré algo, pero razonable
mente, evidentemente fuera del lenguaje en esa
zona muda donde unos nombres que no alcanzan a ser
cuando ya uno, qué alivio, está muerto,
olvidado ojalá  previamente de sí mismo
esa cosa muerta que existe en el lenguaje y que es
su presupuesto
Invoco en la consulta al Dios
de la no mismidad, pero sabiendo que se trata
de otra ficción más
sobre la unión de Oriente y Occidente
de acápites, comentarios y prólogos
Un muerto al que le quedan algunos meses de vida tendría que aprender
para dolerse, desesperarse y morir, un lenguaje limpio
que sólo fuera accesible más allá de las matemáticas a especialistas
de una ciencia imposible e igualmente válida
un lenguaje como un cuerpo operado de todos sus órganos
que viviera una fracción de segundo a la manera  del resplandor
y que hablara lo mismo de la felicidad que de la desgracia
del dolor que del placer, con una sonriente
desesperación, pero esto es ya decir
una mera obviedad con el apoyo
de una figura retórica
mis palabras no pueden obviamente atravesar la barrera de ese lenguaje desconocido
ante el cual soy como un babuino llamado por extraterrestres a interpretar
el lenguaje humano
Ay dios habría que hablar de la felicidad de morir en alguna inasible forma
de eso que acompañó a la inocencia al orgasmo a todos y a cada uno
de los momentos que improntaron la memoria
con impresiones desaforadas
Cuando en la primera polución
-mucho más mística que la primera comunión- pensabas en Isabel
ella no era una persona sino su imagen el resplandor orgástico de esa creatura
que si vivió lo hizo para otros diluyéndose para ti carnalmente
                                                                                                  en el tiempo de los demás
sin dejar más que el rastro de su resplandor en tu memoria
eso era la muerte y la muerte advino y devino
el click de la máquina de memorizar esa repugnante devoradora
acicalada en palabras como éstas tu poesía, en suma es la muerte
el sueño de la letra donde toda incomodidad tiene su asiento
la cárcel de tu ser que te privaba del otro nombre de amor
                                                                                escrito silenciosamente en el muro
o figuras obscenas untadas de vómito
tu vida que -otra palabra- se deslizó, sin haberse podido
engrupir en lo existente detenerse en lo Pasajero hundir el hocico

feliz en el comedero, golpear por un asilo nocturno
con el amor como con una piedra
la muerte fue la que se disfrazó de mujer en el altillo
de una casa de piedra y para ti de sombra y humo y nada
porque ya no podías enamorar a su dueña, temblando
del placer de perderla bajo una claraboya con telarañas
tienes que reconstituir ese momento ahora que la dueña de la casa es la muerte
y no la otra, esa nada ese humo esa sombra
darte el placer de ser ella y de unirte a ella como los labios de Freud
que se besan a sí mismos.