22.10.08

La ignorancia mata.

Hay tanto que desconozco. Como una adicción, me muevo entre las sombras de mis propias deducciones para sobrevivir y seguir respirando en un estertor eterno. Estoy tan enojada. Molesta hasta las entrañas. Ni una duda, nada. Las únicas presentes son las que me cubren la cintura y me envuelven los brazos. Como la aluza, creo que estoy cubierta con una capa de piel de cocodrilo impenetrable y las lágrimas son solo para sacarme el exceso de sal. No tengo miedo. Me busco con los dedos comidos a pesar de que el teclado y los lápices se atrofien.

18.10.08

Un simbolista que no vale la pena recordar dijo:

“En el arte, el estado de ánimo ocupa las dos terceras partes del tiempo; por lo tanto, hay que cuidarse si se quiere hacer algo grande y duradero."

12.10.08

Masoca.

Disfruto clavándome los lápices en los ojos. Es impresionante.

Muerta.

Mi momento preferido del día es cuanto me tomo el Sucedal y no pasan 20 minutos antes de que me duerma. No hay ideas, no hay concepto, reflexiones, culpas, academicismos, garabatos, espirales interminables, ni gramos. No hay nada. Muerte, orgasmo, inconsciencia y todo lo blanco del mundo. El día se pasa esperando ese minuto en el que nada existe, solo yo y lo helado de mi cama, mis pies desnudos en contacto con las sábanas naranja, mis cuerpo sumergido entre las tapas estrechas. (porque me gusta que estén apretadas en los costados) Hace tanto tiempo que añoraba dormir temprano, pero no podía soltarme de los insomnios que me agarraban la garganta y terminaban durmiendome arropada por sus uñas filosas en la epidermis .
De repente, ni siquiera me acuerdo que sueño.