Esto de no tener capacidad intelectual me afecta a nivel transversal. Veo Yingo, El diario de Eva, absolutamente todos los programas de farándula y hago cualquier, pero cualquier cosa, antes de ponerme a hacer los miles de trabajos y pruebas atrasadas que tengo por hacer. Lo peor, es que sé que soy capaz, sé que no tengo problemas en hacer algo más que decente y lograr ese placercito que provoca tener una buena nota. (placercito que sí he logrado inmerecidamente este semestre, en cosas que no me espero, o que no contemplo dentro de mis intelectualidades siempre reafirmadas).
Pienso que esa es la misma sensación que me genera el pensar en bajar de peso y estar flaca, cosa que termino no concretizando por una cosa del esfuerzo que esto me requiere y de la energía mental tonelosa que debo reunir para
comenzar, palabra que tiene reminiscencias distintas para mi ahora.
Más encima estoy resfriada, y la poca energía que tenía se me quedó en los pañuelos botados en la bolsita que adapté para ello.
No puedo sacar a mi Uma, mi hamster hermosa y gorda porque me da susto que se resfríe y, peor aún, debido a la fiebre y la congestión, me maquillo, me saco fotos y me limpio el maquillaje ...
Momo, es una palabra que me identifica. Estaba escrita en la pieza de mi hermano de 6 años que está aprendiendo a leer. ¿Qué es un Momo? Suena gordo, flojo y amorfo. Un mono verde que come basura en el inconsciente ochentero colectivo. En fin. Creo que por ahora, me conformo con creer mi realidad biocinética, de criatura viviente particular e individualizada, que, como ha contado mi papá toda la semana, observa la vida desde su propia y satisfactoria óptica.
Esta fue mi óptica por hoy: (a fin de cuentas, una Samsung de 7.2 megapixeles, más carreteada que la dueña y que ha viajado por medio Europa así que ha fotografiado de todo, cosas feas, cosas viejas, patrimoniales, lúdicas y cosas falsas)
Todo está más dirty de lo que se ve.