31.1.09

Deja Vú.

Hay muchas cosas en la vida que no cuento dos veces. El robo de mi bicicleta y posterior devolución íntegra por parte de Líder D&S, el baño en la laguna Cejar, con más sal que el mar muerto, la pérdida de mi pase escolar en el metro y la persona mística que lo encontró al interior de una oficina perdida en la Quinta Normal. Por otra parte, hay cosas que espero no volver a vivir dos veces. Entre ellos, los sucesos parisinos, la mordedura de un malagestado para robarme el celular, y mi pertenencia a una religión perturbada.
No hay que ser inteligente para pertenecer a una religión. No se puede ser inteligente y tener fe al mismo tiempo, empiezas a buscarle el rinconcito peludo en el cual nadie ha barrido. Empiezas a ingeniartelas para sobrellevar la fe de una manera mediocre y aparentarle a todos, incluso a dios. O al menos eso crees y cuando uno es inteligente las certezas son categóricas. Después, no hay que tener metas, ni aspiraciones, no ser egoísta, o serlo descaradamente, si se piensa en que la mayoría de las religiones busca irse al cielo o a un paraíso a vivir el hedonismo encarnado. No hay que cuestionarse nada y la fe aparece como la papa en la comida chilena, sirve para todo. El feminismo no existe y la democracia tampoco.
He pensado seriamente en inventarme un credo que prohiba algo y te obligue a otras cosas. Una dirección que, por costumbre siento, le falta a mi vida, pero no encuentro en ningún ser celestial ni infernal. El humanismo me consumió las venitas frágiles de dama de Orleans cocinada a la plancha y ahora me quedo con el olor del humo. Por lo menos hasta que no venga el mismo a apuntarme con su dedo y como dudo que se digne, tendré que seguir esperando a que un día el viento que entra por mi ventana haga algo más que mover los colgantes.

11.1.09

muy emo.

Tenía las venas tan largas... que me las corté. Me molestaban con el calor.