6.6.08

Volatilidades parte (-- --)


La primera vez que asumí que estaba en Europa no fue cuando vi la torre Eiffel enfalando Paris. No fue cuando pise con el avión un aeropuerto en el que habían personas de razas multicolores e idiomas traslúcidos y sonoros. Ni siquiera cuando llamé a mi madre para avisarle que había llegado al hostal excelente y teniendo como único percance la pérdida de mi maleta por la aerolínea. Fue al día siguiente, cuando desperté, le pedí una toalla a una germana compañera de habitación, para poder bañarme y después fui a tomar desayuno. Había una ventana enorme en el pequeño comedor. Y el cielo estaba despejado, a las 7.30 de la mañana. Desde la ventana, una gigantesca chimenea vomitaba su humo gris en el cielo rosado por la lluvia del día anterior. Y la ciudad, abajo, repleta, llenísima de edificios viejos y un montón de años que me sobrecogieron. Este es uno de mis recuerdos más felices. Nunca me había sentido tan lejos, y creo que la diferencia radical no la marcó el idioma, o la gente o el olor que respiraba, si no esa pila de años que se me cayeron en el plato ese día y me hicieron parar del asiento y salir corriendo a pisar esos adoquines inmundos de revolución y olvido.




* Y esto es un homenaje a esa foto que nunca saqué porque prometí recordarla siempre. Así es. Muy vividamente. Tanto que hay dias en que me abruma. A pesar de que el frío acá es conocido.

2 comentarios:

Pandora dijo...

Mi mas preciado recuerdo de Paris, tan poco fue la torre (aunque debo decir que la experiencia alla fue asombrosa)...

Fue el primer dia, que baje temprano al comedor de la hosteria... y me tome el mas increible cafe con leche de mi existencia...

Y bueno.. el resto no se si alguna vez lo contare... pero me da lata el no contar con una camara digital en ese tiempo... hubiese hecho maravillas xD

Otoño dijo...

JA!!! creo que yo iba en el mismo avion que te llevo hasta paris...jjejejeje