16.6.08

A los letrados.

Somos como arañas. O como guepardos defendiendonos las presas a alguna vida perdida. Es gracioso que yo siempre busque la identificación. Que busque qué es. Qué soy. Que somos, o qué fui. Al final, no compartimos nada, cuando tenemos algo demás, la idea es solo chupar y chupar de la pajita de las oportunidades para lograr rellenarnos el vientre de aquello que se llama éxito. Hasta que parezcamos niñitos de Ruanda cubiertos de moscas. Y para colmo nunca hay un sapo cerca para librarnos de ellas. Éxito. Éxito que nos excita. Éxito que nos excita y con el que te excito. Creemos que eso vale y que el resto se vaya al cuerno. O a la mierda, o a la conchadesumadre, o dónde suene más visceral. Sí, puede ser que las correlaciones no sean muy buenas, y que yo tenga las mismas posibilidades de ser lingüista que de ser ingeniera. En este minuto le estoy parando el dedo del medio a ustedes. A todos. Tal como lo hacía cuando era chica, estiraba la mano y dedo a dedo bajaba el gordo, el anular, el índice y el meñique para mantener erecto una falange delicada y gordita frente a los autos. Ahora no es delicada ni gordita, y se parece más al pene que intenta metaforizar. Se lo meto en las narices a todos los que alguna vez se creyeron el cuento y pensaron que esto era bueno. A todos esos que crean los problemas desde su voluntad perdida y que se inventan problemas desde sus egos malogrados. Todos esos depresivos endógenos que no saben qué hacer con su tiempo. Que no encuentran lugar para expresar su mierda. -Al final, ¿quién es la enferma? eres tú la que no le habla a tres de los que fueron sus mejores amigos, solo soy el número que sigue en la fibonacci de tu vida- A todos aquellos que creen que pasar la noche con uno de esos artefactitos forrados y con letras tras letras en sus hojitas prensadas es un buen panorama. A todos los que creyeron que esta línea parecía una pregunta de encuesta. A otros, tengo sinceras ganas de partirles la cara. Y se los comunico, parias, brutos de carácter débil y poca vida. A esos que se demoraron cuatro mil años en desvirgarse por que no se atrevían. Mierdas. Me voy a dormir en la tierra. O a ver cine basura, o a divagar por páginas que atentan contra mi salud. Da lo mismo. Solo ahora sería interesante encontrarme con la croquera apropiada y motivarme a lo que he venido planeando durante años de besos negros. No tengo un final apropiado para esta entrada, porque de hecho no es más que un recreo de los miles de informes que tengo que hacer para mañana teniendo tantas otras cosas en qué pensar.

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