27.4.09

Yo me pregunto varias veces al día acerca de la existencia efímera de las cosas. Acerca del pasado, del presente y del futuro, con ganas de ser tarotista. Como el tarot moderno no sirve, voy a estudiar sicología, que es algo parecido. Los sicólogos son los confesores del siglo XXI, son los relatores de los partidos de fútbol que juegan las personas con sus vidas. Tienes que tener sangre fria, más de la que se necesita para ser forense, porque juegas con los tejido vivos, con esos rastros cárneos que pueden llegar a trastornarte el resto del conjunto biológico multicelular encapsulante de las emociones que realmente hacen al ser vivo. Me siento entusiasmada con todo el proceso académico que conlleva. Aunque si hay algo que tengo clarito como el agua es que necesito estar sana para ello, porque no quiero pagar una carrera para tener terapia semestral. Quiero vivir sola luego y llevar mi netbook a las clases para tener esa visión utópica que he tenido de la universidad y que no logré concretar en mi ya casi terminada carrera quizás por haber hecho el proceso tan joven. Tengo 22 años y una literatura en el cuerpo. Letras en el pasado inmediato y un montón de tiempo perdido en la desorientación general. A veces pienso más de lo que debería en mi ausencia de consciencia y en el montón de cosas que he hecho producto de ese vacío infinito que me provoca atragantamiento. Por que no exagero al decir que es infinito, yo soy extrema y, o estoy saturada y explotando, o vacía como el sonido en el universo. Así de infinito. Así de rompe-cabezas. Me he gastado la vida en tratar de construir lo que no pude cuando debí, a pesar de que mi sacerdotisa insista en que estoy a tiempo. Me da vergüenza pensar hasta dónde llegué. Y sin poder parar.

1 comentario:

Tengo hambre dijo...

Tu eres psicologa innata lo llevas en la sangre, asi que te va a ir super bien.

Cuidate mucho