9.3.08

Veso.

Muy apropiado. (inserte aqui una sonrisa cómplice)
Ni el beso de Klimt se le compara. Ni el de un par de teenagers calientes. Ni el de unos ancianos enamorados. Nada. Nada. Nunca. Como saltar al abismo y las sensación de vértigo y el dolor posterior. Ambos igualmente deliciosos. Las mismas estructuras óseas chocándose en sonidos obsenos que solo provocan ganas de seguir chocando las estructuras óseas y provocar más sonidos obsenos. La redundancia quizás. La piel. La carne tibia con la que te masturbas cuando estas solo. Esa misma piel entrecruzada de asco y deseo. De olor sensual y sexual. De un solo cuerpo en un trozo de tierra infestada de ansia. Quizás eso sean las telas duras que recorren los laterales oxidados de contraste. Eso es lo que más me gusta. El contraste. Como una profecía o una premonición. De Schiele directo a Paz. (aqui inserte un sonrojamiento) Casi como un voyeur desde los aires etéreos en todas las superficies lisas del mundo. Y crece el bulto de Egon entre sus piernas. Egon Schiele, el pintor de este cuadro. Tú. El que te observa y te reduce a la minima expresión de borde negro y colores fornicando. Porque tus pinceladas se montan una sobre otra y gimen hasta que la explosión de colores no es otra cosa que un orgasmo arcoireo.
Te agradezco el mensaje que soplaste con el humo de tu cigarro en mi boca. (inserte un gemido, u otras cosas de su preferencia) Dónde nos dejamos caer más que muertos en un sueño incumplido de encuentro en Praga. Y esto es más que una carta de amor, Egon, más que una insinuación necrófila. Porque me pintaste más que la vida muerta dentro de tus espectros amorexicos y burdos. Y ahi estoy yo. Esperando que el pelo nunca se me desenrede. Esperando nunca soltarme. Esperando que el abrazo dure más de lo que estamos acostumbrados. Sobreponiendonos a esas sensaciones asesinas que me circundan de repente. De las que te contaré más adelante.
Por mientras, seguiré buscando en tus negros la continuación de la historia. Sin subestimar tu certeridad.
Con eros infinito. Y un brindis en tu nombre.
(inserte un sueño profundo)
Paz.

1 comentario:

maureen dijo...

que texto tan inquietantemente interesante
pocos blosg he leido que, realemente logren inquietarme
no se como viene a parar por aca pero me encanto este texto
saludos